Más de 200 muertes en el futbol
La pelota manchada

La violencia en el fútbol es un tema tan preocupante como complejo. Todas las partes que intervienen en el deporte-negocio tienen responsabilidades primarias en lo que está pasando. Nadie puede hacerse el distraído. Ni los políticos, ni los policías, ni lo dirigentes, ni los periodistas, ni los futbolistas, ni los hinchas. La nada pasional estadística no para de actualizar datos escalofriantes: El deporte más popular de la Argentina ya se cobró 225 muertes y ante tamaña cantidad de crímenes, la justicia condenó solo a 33 personas en 16 casos distintos. La violencia se repite todos los fines de semanas, en cualquier cancha o club, donde los principales responsables son “las barras bravas”, grupos de choque, que son sostenidos y tolerados por los dirigentes, jugadores o el mundo de la política.
La incógnita es si se podrá solucionar, o si hay alguna manera de acabar con los disturbios y muertes que azotan las canchas desde hace muchos años.
En estos últimos años, se ha escuchado mucho la palabra “apriete” por parte de las barras bravas. Juan Román Riquelme aseguró la semana pasada haber vivido una “experiencia desagradable” en el hotel donde concentra Boca, cuando miembros de la “12” lo increparon y apretaron para que le pase la pelota a Palermo. Es por eso que fue citado por la justicia para atestiguar lo ocurrido ese domingo. Otro caso mas alarmante fue el que vivió Román Díaz, el volante de Almirante Brown, quien sacó un arma calibre 9mm para defenderse y ahuyentar a un grupo de barras que lo fue a apretar por haberse peleado con uno de ellos el día del partido contra Defensores de Belgrano.


En su libro "Muerte en la cancha", Amílcar Romero señala además, que muchos de los muertos se registraron durante dictaduras militares, 150 personas; mientras que en gobiernos elegidos por el pueblo la cifra llega a 75.
Muchas son las soluciones que se pensaron para acabar con la violencia pero ninguna de ellas sirvió aun. El oficial Fernández afirma: “la solución principal es desintegrar a las barras bravas, otorgándole penas de prisión por los delitos cometidos. Hacer un control de seguridad estricto, aumentar el número de efectivos durante el encuentro y por parte de los dirigentes dejar de financiarlos”. En estos últimos dos años se implementó el derecho de admisión y sin público visitante en la segunda división pero todas las normas fueron inútiles porque el futbol se ha transformado en un negocio para muchos.
Jonathan Cahn
Iván Sanz
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