sábado, 1 de mayo de 2010

Héroes olvidados

Hay personas que les llega la oportunidad de por lo menos conseguir sus 5 minutos de fama. Lo aprovechan al máximo, pero cuando se termina ese éxito fugaz, se pierden entre la multitud y quedan en el olvido. A lo largo de días, meses o tal ves años, reflota la ya conocida pregunta que se hacen algunos: ¿Qué será de la vida de ese? o ¿Qué estará haciendo? El arquero Sandro Guzmán no es la excepción. A Jah Sandro, como se lo conoce en la actualidad, no se lo puede encasillar. Ya que es tan multifacético como bizarro. Se puede decir que es ¿Futbolista? ¿Cantante? ¿Quiosquero? ¿Politico? Un poco de todo eso y mucho más. Su nombre quedará en la historia ya que fue el arquero que salió en el entretiempo y no hizo pie en Boca a mediados de los 90. Pero antes y después de aquel paso desafortunado, tuvo vivencias que vale la pena reconstruir.
Surgió en Vélez Sársfield (1994 a 1996), donde rindió positivamente cada vez que le tocó reemplazar, por lesión o expulsión, al experimentado José Luis Chilavert. Su seguridad y especialmente sus buenas actuaciones, lo llevaron al Boca de Bilardo en el inicio de la temporada 1996/97. Por entonces, muchos pensaban que allí, con la presencia del eterno Mono Navarro Montoya, Guzmán no tendría oportunidades de jugar. Pero el milagro llegaría. Ese día, luego de las pobres actuaciones de Montoya, Guzmán debutaría con el buzo de Boca, donde tuvo una buena actuación y mantuvo su arco en cero en la goleada que le propició el xeneize a Huracán por 6 a 0. Luego del encuentro, ni lerdo ni perezoso, Sandro se animó a declarar: “del arco de Boca me sacan muerto”. Una afirmación apresurada y que le costaría la humillación eterna. En los partidos posteriores recibió goleadas de Racing y Rosario Central.
Con Hector el Bambino Veira, como nuevo entrenador, Guzman no tenía la continuidad requerida y compartía el arco con Roberto “el pato” Abondanzzieri. Sin embargo, el peor día de la historia de este arquero sin pena ni gloria llegaría el 1º de junio de 1997, cuando Boca enfrentó en su casa al Deportivo Español. Esa tarde, el ex Vélez se lo notaba nervioso, salió en falso en varias oportunidades y dio rebotes innecesarios, generando así un concierto de burradas y descontento en las tribunas.
Veira lo reemplazó en el entretiempo por el Pato y tiró una frase que sería histórica: “te saqué para protegerte”. Ese fue su final en Boca

Para el Apertura ’97, pasó casualmente al Deportivo Español, que en esos días recibía estrellas devaluadas, como Silvio Carrario y José Basualdo. Tras 15 partidos en los que su equipo recibió 34 goles, dejó la institución y se despidió de la Primera División. A partir de ahí, las noticias sobre su persona llegarían a cuentagotas. Un día, Guzmán estaba retirado. Un par de meses más tarde, Guzmán aparecía teñido de rubio. Después, cerca de la iglesia evangélica. Pero de fútbol poco y nada.
En una nota en el Diario Clarín, en diciembre de 1998, relató con crudeza el momento que estaba pasando. “Me casé con Vanina Brey, la hija del presidente de All Boys. Quería formar una familia y en menos de dos años se derrumbó todo. Yo soy muy sensible y me afectó bastante. Mi ex suegro fue mi representante. Estuve entrenándome pero nunca me dijo: ‘Sandro, ¿querés venir a All Boys?’. Me hubiera gustado”.
Seis años después, a mediados de 2004, una entrevista televisiva a Fidel Nadal en Crónica Musical, ubicó involuntariamente en un rincón, al lado del cantante, a una persona de rasgos similares a los de Guzmán, aunque un tanto diferente. Las dudas se disiparon días más tarde cuando, en una entrevista al Diario Olé, el mismísimo Sandro Guzmán dio detalles de su nuevo rol de DJ/Sound del mundo reggae. Estaba vivito y coleando. Y con otro nombre: Jah Sandro.

Una vez más volvía a la gloria, visitando programas de televisión y radiales. Guzmán, en cuestión de días, pasó de ser antihéroe del fútbol a ícono bizarro de la música.
En los últimos años se lo pudo ver, por ejemplo, participando de una sección de Showmatch denominada “30 segundos de fama”, dando notas a distintos canales de noticias o atendiendo su maxi kiosco de la calle Rosales, en Ramos Mejía.
Hasta incursionó en la política, cuando en el 2007 se convirtió en el Intendente de Escobar.
Se puede decir que Sandro Guzmán es el típico buscavidas. Buscando esa gloria que tuvo hace una década atrás pero con orgullo y siempre mirando para adelante a pesar de las burlas de la gente.

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