
Desaparecieron las cifras extravagantes y millonarias. La tarea de los representantes, ya no tiene la exposición mediática que se había vuelto un sello distintivo y, además, los empresarios ahora advierten que muchos dirigentes de los clubes argentinos no parecen comprender que hay un nuevo contexto financiero.
Lejos quedaron esos años de auge de ventas de jugadores argentinos al mercado europeo. El último más relevante fue en el 2004, cuando ingresó al país alrededor de 92 millones de dólares.

Uno de los principales efectos que provocó la devaluación fue la pesificación de los contratos de los futbolistas. "Ellos saben cuáles son las reglas del juego y las aceptan.
Pero el objetivo que tienen es irse a Europa cuanto antes, especialmente por una cuestión económica ya que allá cobran en dólares, y también por miedo a la inseguridad. Este punto creció mucho en los últimos meses", puntualizó Bombini.
Pero el objetivo que tienen es irse a Europa cuanto antes, especialmente por una cuestión económica ya que allá cobran en dólares, y también por miedo a la inseguridad. Este punto creció mucho en los últimos meses", puntualizó Bombini.
Muchos jugadores se quieren ir porque afuera tienen la posibilidad de cobrar en dólares. Y la inseguridad es otro tema que pesa en la elección de un futuro fuera de la Argentina. Y un detalle extra: al cerrarse las fronteras, tener un pasaporte comunitario es tan importante como jugar bien.

En épocas de crisis, siempre hay que rebuscársela para afrontar los problemas económicos y sobrevivir con la materia prima del país.
Los clubes argentinos, en su mayoría, arman sus presupuestos teniendo en cuenta ventas a futuro para que sus números finales cierren y den saldo positivo. Eso muchas veces juega en contra ya que los jugadores tienen que ser vendidos casi por razones de fuerza mayor y no pueden terminar de desarrollarse como futbolistas de elite. Enterados de estos, los compradores europeos pueden llevarse jóvenes promesas por una cantidad de dinero mucho menor de lo que pagaban en años anteriores y de la que pagarían en el caso de que los clubes argentinos no tuvieran que salir a ofrecer sus jugadores por distintas ligas menores del viejo continente para tapar los pésimos manejos administrativos que existen en la mayoría de los clubes.
Los clubes argentinos, en su mayoría, arman sus presupuestos teniendo en cuenta ventas a futuro para que sus números finales cierren y den saldo positivo. Eso muchas veces juega en contra ya que los jugadores tienen que ser vendidos casi por razones de fuerza mayor y no pueden terminar de desarrollarse como futbolistas de elite. Enterados de estos, los compradores europeos pueden llevarse jóvenes promesas por una cantidad de dinero mucho menor de lo que pagaban en años anteriores y de la que pagarían en el caso de que los clubes argentinos no tuvieran que salir a ofrecer sus jugadores por distintas ligas menores del viejo continente para tapar los pésimos manejos administrativos que existen en la mayoría de los clubes.
Antecedentes
En el año 2000 Boca vendió a Walter Samuel a la Roma por 22 millones de dólares. Un año más tarde y con tan solo 19 años, Javier Saviola fue transferido de River al Barcelona por una cifra cercana a los 26 millones de dólares. Por aquellos años el fútbol manejaba cifras siderales. Mientras que en Argentina se manejaban esos números, en Europa se multiplicaban. Por ejemplo, en 2000, Hernán Crespo pasó del Parma a la Lazio por 55 millones de dólares, cifra récord en aquel entonces. Luego de la devaluación del peso argentino, en 2006, Fernando Gago la rompía en Boca y fue vendido al Real Madrid por 22 millones de euros. La última gran transferencia del fútbol argentino fue la que realizó boca en 2008 cuando vendió a Ever Banega al Valencia por 26 millones de dólares. Desde ahí, los montos empezaron a disminuir. En julio de 2009, el Porto se llevó a dos grandes figuras del torneo local por unos pocos dólares: pagó 5 y 5,5 millones por Diego Valeri y Radamel Falcao respectivamente. En enero de 2010, el Atlético de Madrid consiguió hacerse con el jugador de Lanús Eduardo Salvio por 8 millones de dólares. Y el último traspaso del fútbol local fue el de Nicolás Gaitán al Benfica portugués por 10 millones de dólares limpios para Boca.
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